El medio siglo de vida

Llegar al medio siglo de vida, te hace sentir un pequeño tirón de orejas con el que Dios te advierte que lo que te resta por vivir es bastante menos de lo que ya has vivido; no es para alarmarse o entrar en pánico, simplemente se trata de despertarse, porque ya se está haciendo tarde y hay mucho que hacer aún... 
Y, en mi caso en particular venimos bastante atrasada. Para peor, me tocó "despertarme" justo en plena pandemia COVID-19; la "cuarentena" se volvió "cuar-eterna" y cuando parecía que iba a empezar a cosechar el fruto de varios años de esfuerzo, me encontré buscando artículos, tutoriales o lo que fuese para encontrar alguna idea para reinventarme y comenzar de nuevo por milésima vez en mi medio siglo de existencia.
Aquí estamos, embarcandome en  esta aventura de "bloguera" a los casi ¡50 años! Después de todo, ¿quién dijo que era cosa de "jóvenes" y qué a esta edad no se podía? 
Pensé muchas cosas, escribir no es algo que me represente demasiada dificultad, escribo desde que aprendí las primeras letras, pero ¿escribir sobre qué?... Mi pequeño morocho, con esa sinceridad tan espontanea e inconsciente que tienen los niños me dijo: "Tenés que buscar algo que le interese a la gente". 
Fue entonces, cuando entre en pánico, nada en mi vida parece "interesarle" jamás a nadie. De hecho, tengo siempre la sensación de que nadie advierte siquiera mi existencia; todo lo que intenté, fracasó; todo lo que soñé, nunca se realizó... ¡Y me cansé!
¿Por qué tendría que ponerme a escribir algo que le interese a alguien más? ¿Por que tener que vivir siempre esperando interesarle a alguien más? Total, en definitiva, el único que me interesa verdaderamente a mí, es mi pequeño morocho.
Mis "investigaciones" por Internet, me habían explicado que un "blog" era como un diario personal, donde uno publicaba sus emociones, pensamientos, vivencias, etc., algo así como esas viejas "agendas" de mi adolescencia, allá, por los '80; entonces, ¿por qué entrar en pánico, preocupándome por encontrar algo "interesante"? Los diarios personales siempre fueron mi especialidad. Tal vez, sea precisamente esa rutina con la que lidio a diario, lo que me conecte con alguien más, alguien como yo, con esa sensación de que nadie advierte siquiera su existencia, que se siente que no tiene nada "interesante" que dar, aburrida en esta cuarentena que parece, no va a terminar jamás, sola. O, tal vez, (lo más probable) que nadie lea nada de lo que escriba. Ya, poco importa. Escribo, simplemente, porque me hace bien, porque me apasiona, porque, en esta vida de fracasos, tengo mucho que decir, muchas emociones que expresar, muchas ganas de vivir y disfrutar cada instante de este resto que me queda por delante. El que quiera, que me siga. El que no, no me ofende, puede seguir tranquilamente lo que prefiera. 
Yo estoy aquí, escribiendo, soñando, sintiendo, viviendo...


Te espero en InstagramFacebook y Pinterest


Comentarios

  1. Llegué a tu blog por un grupo de facebook al respecto y aquí me quedé leyéndote. Nunca es mala idea empezar un blog, ya sea que te lee un montón de personas, o a lo mejor unos pocos. Lo importante aquí es que muchas veces nos sirve a nosotros mismos escribir, sin que importe mucho quien llegue a leerlo. Cariños!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras. Pienso que la mayor bendición es poder expresar lo que llevamos dentro. Cariños.

      Eliminar

Publicar un comentario

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *