Sin lugar a dudas, este año ha marcado a toda la humanidad; a todos, en todas partes del planeta nos ha afectado, directa o indirectamente, con mayor o menor gravedad, pero nadie ha podido quedar indiferente. Francamente, no sé si en algún momento de la historia sucedió algo parecido, así, tan "globalizado"; imagino que las dos guerras mundiales del siglo pasado, tal vez hayan sido los hechos de más alcance a todo el planeta, tal vez, aunque mucho más trágicas. Pero esta pandemia, parece salida de una película barata de ciencia ficción, de esas que abandonamos a mitad de proyección por lo aburrida y sin sentido, aunque, lamentablemente, de esta "película" no nos podamos salir tan fácilmente. Llegó, se instaló y no tiene pensado irse en buen tiempo, por mucho que nos lamentemos.
Mientras en el norte se encuentran recibiendo el otoño y rogando al cielo para que el tiempo invernal no traiga consigo un nuevo rebrote brutal de COVID-19, aquí, en el sur, casi donde el mundo llega a su fin, la primavera se inicia con la esperanza de dejar atrás esta pesadilla, o al menos, de traer una tregua que nos recuerde que la vida, pese a todas sus penurias, siempre renace, con fuerza, con ganas, con luz, con alegría...
Porque la vida, siempre renace y nos sorprende con nuevos amaneceres, con nuevas esperanzas, con nuevos sueños. Tal vez, hayamos podido aprender a valorar cosas, seres, valores que habíamos olvidado; tal vez, descubrimos que todo lo que tanto nos importaba, no era tan importante, ni tan preocupante lo que nos quitaba el sueño. Tal vez, el "aislamiento" nos haya vuelto más cercanos a los seres amados, y a los que nos eran indiferente. Tal vez, nos haya expuesto lo peor y lo mejor de nosotros...
Pero, aunque esta "mala película" todavía no acabe, no dejes que te acabe. Vestite de primavera, de esperanza, deja que la vida que renace con toda su fuerza en medio de la desolación, te sorprenda con la inocencia de los niños, de las cosas simples, del suave aroma de las flores, del inquieto vuelo de una mariposa. Atrevete a renacer vos también, con todo tu dolor, con todos tus miedos, con toda tu incertidumbre, pero viva, fuerte, segura de que lo que viene será un mejor comienzo, un mejor proyecto. Porque, más allá de la primavera o el otoño, de los buenos o malos tiempos, de la salud o las pandemias, hay un Dios que siempre está cerca, que siempre vence y que siempre tiene una sonrisa con la que secar todas tus lágrimas...
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