Las nuevas tecnologías

 Los otros días me llegó por el Face, un meme que decía: "¿No agradeces haber tenido una infancia en un tiempo en que la tecnología lo invadiera todo? Mi respuesta fue, sencillamente, NO. De haber existido Facebook o You Tube en aquellos años '70 u '80, ahora estaría trabajando para Disney Channel o dirigiendo el American Ballet, en lugar de estar enterrada en esta pocilga que detesto. Más bien, doy gracias a Dios, esa tarde que, por ira o impotencia, junte valor y abrí mi primera cuenta de Facebook. Me costó (y me cuesta) entender las nuevas tecnologías y plataformas, redes sociales y sitios web, con todo su vocabulario y herramientas, pero me cambió la vida. Y, lo disfruto en grande. Desde este lugar, perdido, olvidado del mundo, con un solo clik, se abre un ventanal fascinante al universo, a todo lo que amo, la danza, la  literatura, el arte, la naturaleza. Aprendo un poco más cada día, y no necesito de estar almacenando diarios y revistas para mantenerme informada. Me reencontré con personas queridas que había perdido, conocí nuevas amistades y se van generando nuevos y viejos proyectos... ¡Sabrá Dios dónde llegaremos, qué pasará!
No me cabe aquello de que "todo tiempo pasado fue mejor". Para mí, fue lo mismo, y seguirá siendo lo mismo. Un niño que no disfruta su infancia con el celular o internet, tampoco la disfruta con la pelota y la bicicleta; porque el problema no es Internet, ni la bicicleta, es el corazón, los seres que los rodean, el amor con el que crece. Hoy se aíslan con un celular, hace 100 años atrás, con un libro. Hoy buscan sitios pornos por You Tube, ayer espiaban a escondidas las Playboys de sus padres. Basta ver un capitulo de "La Familia Ingalls" para darse cuenta como Laura con su muñeca de trapo era mucho más feliz que Nelly con su muñeca de porcelana importada de Francia. No, el problema no son las nuevas tecnologías; el problema somos los seres humanos. El uso que hacemos de lo que nos rodea, la ambición desmedida que hay en nosotros, la maldad que llevamos dentro y pudre todo lo que tocamos.
El mundo cambió, cambia a cada instante. Nosotros cambiamos, envejecemos; lo que ayer era imprescindible, hoy es absolutamente superfluo; lo que nos iba a matar, hoy no nos hace siquiera cosquillas; el amor que nunca íbamos a olvidar, apenas logramos recordar su nombre o el color de sus ojos. O nos adaptamos, o desaparecemos, y lo mejor alternativa va a seguir siendo adaptarse; porque lo que tanto añoras de tu infancia o de tu juventud es aquello que amaste, que te hizo feliz, no importa cuanto costará en el mercado, importa lo que valía en tu corazón.  Y por mucho que pasen los años, tu corazón sigue ahí, dentro tuyo, latiendo, mostrándote como un faro en la oscuridad el camino. En tu corazón está lo verdaderamente valioso; escúchalo y siempre encontrarás en cada cosa, en cada tiempo, en cada ser, lo verdaderamente bueno.
Porque en definitiva, todo nuevo amanecer, ¡siempre será mejor!


Te espero en InstagramFacebook y Pinterest


Comentarios

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *