Pquia. San Francisco de Asis, mi hogar...

 Hay lugares en la vida de uno, que se vuelven de a poco un hogar, aunque no sean nuestra casa particular, se nos tornan entrañables, llenos de recuerdos, rostros, momentos, sensaciones, emociones. En los años oscuros que llevo viviendo en este barrio que odio, mi Pquia.  San Francisco de Asis, más que un segundo hogar, se volvió el único hogar que he tenido, el único sitio más parecido que  tenido a ese hogar que tuve con mi mamá. Y, aunque como con ella, hayamos discutido mucho, más allá de cualquier diferencia (que, dicho sea de paso, es sano tener diferencias con los demás) allí encontré un grupo de personas que hicieron de un simple templo de piedra, un pedacito de Reino, ese Reino que tanto ansío, ese Reino donde habita Dios junto a nosotros. 
Cuando llegué a Barrio El Parque, pregunté dónde estaba la parroquia; cuando me respondieron "San Francisco de Asis", se me hizo casi como un signo, una señal de un viejo anhelo porque Francisco es sin lugar a dudas el Santo que marcó mi vida más profundamente, allá  por los años '80, en mi adolescencia, a tal punto, que quería ingresar con los franciscanos; creo que voy a lamentar toda mi vida no haberlo hecho, o más bien, no haber nacido con esa vocación. Y, aún hoy siento ese deseo, desesperado por momentos, de desnudarme por completo como lo hizo él e ir detrás del único amor de mi vida; pero, teniendo en cuenta el barrio donde vivo, sería un suicidio 😏.
Sería interminable hablar de San Francisco, amado aún por ateos, respetado por todos lo credos, un hombre sin lugar a dudas, que transformó no solo a la Iglesia Católica, sino a toda la humanidad y, por eso, creo yo, que de los seres humanos, sea tal vez, el que más se pareció a Jesús. Al menos, su paso por este mundo dejó un legado que, al igual que Jesús, trascendió todas las razas, todos los credos, todos los tiempos...
Nuestra pequeña comunidad no tendrá nunca su trascendencia, pero sí su espíritu, espíritu pobre, de pueblo humilde que intenta un camino de encuentro entre los seres humanos. Con todos nuestros defectos y cruces a cuesta, en esta parroquia chiquita, perdida en medio del universo, buscamos hacer vivo ese utópico anhelo de ser Reino en un mundo decadente, miserable, que se consume herido  por  sus propias pestes; un oasis para mí, siempre con ansías de confiar en esta humanidad que tanto me hastía y a la cual pertenezco, por mucho que me duela.
A esta hora, tendría que estar terminando souvenirs, adornos, muñecos y quién sabe cuantas otras cosas, con ese nerviosismo clásico de cada víspera de Fiesta Patronal, pero una pandemia "made in China", nos condenó a vivir encerrados por largo tiempo,  como en una película barata de ciencia ficción, y se extraña  mucho toda esa adrenalina de celebrar con la "familia" el cumpleaños  del "tata"; porque eso es  cada Fiesta Patronal en San Francisco de Asis, con todos los típicos condimentos de las familias que se reúnen a en torno al papá o a la mamá, buenos y malos, pero que nos hacen familia.
Y, en definitiva, de eso se trata el Reino, reconocernos toda la humanidad familia, nacida de un único Padre, aceptándonos, amándonos más allá de todos nuestros aciertos y errores...
¿Saben qué? En el fondo de mi alma, no creo que sea utopía ese Reino; si una pobre comunidad, perdida en el universo lo consiguió, tal vez llegue un día, en que toda  la humanidad lo logre al fin...

FELICES FIESTAS PATRONALES PQUIA. SAN FRANCISCO DE ASIS














HASTA QUE NOS VOLVAMOS A ENCONTRAR

Te espero en InstagramFacebook y  Pinterest 


Comentarios

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *