Busquen y encontraran...

Dice Jesús, en su Evangelio: "Busquen y encontrarán"... Y, es precisamente cuando uno siente que la búsqueda es inútil, cuando lo que tanto deseabas encontrar, irrumpe en tu vida. En estos tiempos tan digitalizados, donde las redes sociales se han convertido en la gran vidriera del mundo, poco a poco fui reencontrando seres queridos que me fue robando esa relación toxica, de la que tanto me costó salir. Pero, finalmente, pude recuperar mi vida y lentamente, volviendo a reconstruir las historias inconclusas que me habían quedado por ahí. Sin embargo, aún tenía una "materia pendiente"...
Mi amiga llegó a mi vida en un tiempo bastante particular de mi juventud, allá a principios de los '90; nos conocimos en las clases de danza y un comentario al pasar sobre Luis Miguel, selló nuestra amistad (Dios tiene "lazos" muy sutiles para unir las almas) Siguieron años de guardias a la salida de algún recital de nuestro amado por una foto o autógrafo que nunca llegó, noches de disco, veladas de teatro y cine "glamorosamente gasolereas" y vacaciones improvisadas, con mucho mar y ni un céntimo en el bolsillo. 
De pronto, mi vida se desbarrancó por completo y, tras la muerte de mamá, la volví a ver una última vez, sin saber que lo sería. Recuerdo de aquel día, estar sentada frente a ella en la mesa de un bar, escuchándola hablar de todo lo mismo que solíamos hablar y sentir que, más que una mesa, nos separaba un abismo; y no era que ya nada nos uniera, mi alma estaba tan vacía, tan deshecha por dentro, que mi amiga pertenecía al mundo de los vivientes y yo, solo era una sombra que deambulaba por las calles. Tal vez, si me hubiera animado a dar el grito ese día... Ya no hay manera de saber cómo hubiera sido la historia.
En este tiempo de reconstrucción personal, la busqué muchas veces, pero ni el face o el instagram daban ningún dato que me acercara; ya había olvidado la búsqueda, pero el reencuentro con mi otra vieja amiga de la infancia trajo a mí esa "Vocecita interior" que me dijo: "Busca y Yo la encuentro" Y, esta vez, casi que se volvió  capricho... ¡imposible que una periodista no tuviera Facebook, Instagram o algo! Tenía que aparecer.
Y, apareció, buscando el video de Diego Torres que se había ido del Feed de Instagram, en "busquedas recientes" ahí estaba ella.  Llevó unos días contactarnos, pero ahí estamos mandándonos whastapp.
De las amigas de mi edad, personales, ella fue la única con la que no tuve altercado o malentendido; fue el derrotero infructuoso de mi andar el que me aisló de todo lo que amaba, y me quedaba en el corazón la necesidad de volverla a ver, de decirle que ella me había enseñado a vivir la amistad desde un lugar nuevo, mucho más maduro, que no implicaba decirse todo, sino decir lo que era necesario decir, escuchar, compartir. Y, por sobre todas las cosas, me enseño que la amistad te da alas para alzar tu propio vuelo, sin ser sombra, sin necesitar sombra. La verdadera amistad, se proyecta en vos, se complementa, y te da tu propio espacio de crecimiento, sin invasiones ni abandonos. Está cuando es preciso y se vuelve presencia sutil, en la soledad. 


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