De vuelta a la secundaria... virtual.

 Si el año pasado terminar la primaria había sido una odisea, comenzar la secundaria es una verdadera pesadilla de terror. Conseguir vacante, con las escuelas cerradas, sin saber dónde estabas anotando a tu hijo para cursar, tratar de averiguar qué orientación tenía cada una, encontrar la que a él le gustará más y estuviera acorde con su incipiente vocación, todo, dentro del poco margen de movimiento que tenía, había sido difícil; además de tener que prepararlo para el cambio sin haber tenido más que una semana de clases presenciales en todo un año, sin haber conocido a su última maestra primaria, más que por WhatsApp, no haber podido despedirse de sus compañeros de 5 años de estudios (buenos o malos, fueron sus compañeros de escuela) y tratar de llegar con toda la tarea a tiempo, después de una primaria pésima, en la que por milagro divino logró aprender a leer y escribir (algo), intentando por todos los medios que fijara algún que  otro conocimiento que lo orientase un poco frente a la nueva etapa que se avecinaba... Todo, se hace ahora, un ingenuo cuento de hadas comparado con este nuevo año de estudios, pandemia mediante. Y, lo que mas bronca me da, es que no es el COVID-19 la causa de que estemos otra vez con clases virtuales; se suponía que, aunque con protocolos y cuidados, las clases comenzarían presenciales, de hecho, muchas escuelas comenzaron, pero, en la de mi hijo, la causa de que los chicos no estén en el aula son las goteras, el sistema eléctrico y la falta de agua, que nadie se ocupó de arreglar en todo un año, o mejor, en varias décadas de desidia política, de cuanto gobierno ha pasado por la provincia de Buenos Aires y el resto de la República, claro está.
De un día para otro, el celular por poco, se quema con tanto grupo de WhatsApp y mensajes solo para decir "hola profe"; en medio de esa catarata inútil de textos sin sentido, pésimamente escritos, hay que ser bruja para encontrar la tarea, cada una en 500 formatos distintos, por 500 grupos diferentes, hablando con... ¡¿QUIÉN?! Ni idea, una profe de algo, cada una con su plataforma o red social particular, y que esta y la otra app, y más mensajes para decir "hola profe" y más stikers y más griff y... ¡por Dios, SOCORRO!!!! 
¡Y la tarea que le mandan! Estoy con dudas de dársela para hacer porque tengo la sensación de que va a quedar tarado... Porque la realidad, por mucho que les moleste a los docentes, es que los chicos no son incapaces de "comprender el texto", es que los "textos" son absolutamente INCOMPRENSIBLES, pésimamente redactados, con el dichoso "lenguaje inclusivo" que, además de destrozar toda posibilidad de sintaxis y semántica, los vuelven tan espantosamente tediosos, que es imposible pasar de la segunda oración sin maldecir el haber nacido. Además de las faltas de ortografía y errores de tipeo... Y créanme que estoy siendo piadosa. 
Nobleza obliga, no todo es "culpa" de los docente. Los textos bajan desde el Ministerio de Educación, y también el presupuesto con el que se tienen que arreglar para que las escuelas estén en condiciones dignas. Cierto es que para ellos ha sido también una verdadera pesadilla dar clases virtuales con los pocos recursos que tienen y tratar de llegar a las familias, que tienen menos recursos informáticos aún que los docentes. Todo, en medio de una pandemia que no da tregua por ninguna parte. 
Habrá pues, que ponerle el pecho a la situación y acompañar lo mejor posible a nuestros hijos en esta ardua tarea de "educar". Porque es en la educación donde está viva la  esperanza de una sociedad mejor. Volver a agarrar los libros (o Google), estudiar y crecer con ellos, con la plena certeza de que estamos dejándole a la vida hombres y mujeres de bien, valientes, que nunca van a bajar los brazos para alcanzar sus sueños.


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