Siempre amanece.

 Cuando la situación apremia, es cierto que cuesta distinguir cuando estás ante un trabajo o un charlatán. Y, lamentablemente, en estos tiempos de crisis e internet, son más frecuentes los charlatanes que el trabajo. Tampoco es que sean "estafadores", al menos, no todos; pero los tiempos que atravesamos nos tiraron por el piso todas las estructuras que tan sólidamente levantamos de generación en generación. 
El COVID-19 nos dejó de cabezas a todos. Nuestros trabajos y estudios de pronto se volvieron "no esenciales", y no tenemos idea cómo seguir. Se suponía que iba a ser por un tiempo; pero, ya se está yendo otro año y el virus no da tregua; la vacuna a penas está empezando, entre dichos y desdichos, y su resultados son  inciertos, lleva varias décadas lograr que domine la enfermedad por completo... Nuestros ahorros, no tienen tanto tiempo.
¿Cómo sobrevivir? Si tenés chicos, todavía se hace más difícil; entretenerlos encerrados todo el día, llegar a tiempo con las tareas escolares, que olvidaste hace años, que cambiaron por completo, que vuelven a la escuela, que se vuelven a cerrar, que las "burbujas", que los grupos de WhatsApp, que los cuadernillos... ¡qué Dios venga a rescatarme! Llegar al super y rehacer las cuentas, porque todo aumentó; no mucho, un 2 o 3%... ¡JA! ¡Qué te venga a hacer el mandado el Ministro de Economía, a ver cómo compra todo lo necesario con las pocas monedas que van quedando! Porque desde Casa Rosada es fácil "cuidarnos" a "todos y todas los y las argentinos y argentinas" (lo difícil es entender lo que dicen con tanto "lenguaje inclusivo") pero, frente a la caja del super, "quedarse en casa" no paga ninguna compra. ¿Y, qué le decís al nene cuando te dice que tiene hambre y a duras penas queda un poco de pan? Pan, porque para la manteca, ya no alcanzó.
Hay que buscar si o si, alguna manera de generar ingresos, desde casa y ¡rápido! 
Y ahí nos lanzamos a Internet. Facebook, Instagram, You Tube, blogs, freelancer, encuestas, apps y cualquier cosa que se venga a mano. El problema es que venimos varios años atrasados para conseguir los seguidores necesarios, las vistas requeridas, no tenemos idea qué significa esto o aquello, y ¡Dios! la de cursos que te ofrecen en sólo dos semanas convertirte en un... ¿influencer? exitoso, ganando fortunas desde el living de tu casa. ¡¿Qué cosa es un "influencer"?! En criollo, ¡un charlatán! 
Pero no, cualquier charlatán. Hay que tener de qué hablar, hacerlo entretenido, que parezca fundamental para tu vida, algo que vaya a cambiar el sentido de la existencia humana, muy espiritual y sabio; ser un verdadero experto de la materia, encontrar lo nuevo, lo original, esa visión iluminadora, mesiánica, que nunca nadie encontró jamás... Por ejemplo, una receta vergana a base de una salsa de soja, cómo peinarnos con una simple bincha el pelo rizado, hacer con un tubo de cartón un soporte para nuestro celular, combinar correctamente la cartera con los zapatos o ejercitar nuestros ojos para curar la miopía, el astigmatismo y hasta la ceguera total. También podes fundamentar que la Tierra es plana, que el hombre nunca llegó a la luna o que en el centro del planeta habita un mundo secreto de seres y plantas exóticas que aún no han sido descubiertas por una compleja conspiración entre Estados Unidos y algún otro país que te guste. 
Animo, si no tenés tan elevados "estudios", no todo está perdido. Podes dedicarte a la venta de absolutamente todo, desde un simple alfiler hasta una nave espacial para hacerte un tour por Marte y Júpiter. Solo se necesita invertir unos pocos dólares (que en Argentina se consiguen tirados por la calle a la vuelta de cualquier esquina) comprando cualquier chuchería que venga de China, entrando a cualquier sitio web, y ofrecerla por cuanta red social encuentres; hay cientos de tutoriales y cursos rápidos de marketing, que te asesoran cómo hacer de tu bagatela, un artículo indispensable para la existencia humana, con sólo un par de clicks y buen post. Porque en Internet todo es absolutamente rápido y efectivo. 
Pero si los pocos dólares no te llegan por ninguna parte, todavía queda una última posibilidad,  mucho más divertida y gratis. Te vas a la Play Store de tu teléfono u ordenador y te descargar algún jueguito divertido con el que hacerte unos dólares que se acreditan en tu cuenta de PayPal. En Argentina, el único inconveniente es lograr sacar los benditos dólares en papel constante y sonante en tu mano. ¡Si logras ganar alguna vez! Te tenés que pasar meses dale y dale al jueguito para ganar algunos centavos y recién cuando acumulaste $100 se te acredita; el problema es que, en la mayoría, solo llegas a acumular $99,99 y ahí, ¡sonaste! entras a perder, se te cuelga el juego, te sale "error"... pero, el bendito $0,01 que te falta para tu primera acreditación nunca llega. A no desanimarse que el mismo sistema funciona con encuestas... Responda y responda sobre si el auto lo prefiere azul o verde, si es mejor el frío que el calor, si le gusta más las montañas que el mar para sus próximas vacaciones o que se debería implementar para salvar al pingüino Juancito de la Antártida, cuando llegue a los $99,99, se acaban las preguntas y algún día obtendrá el $0,01 que le falta. Y, si por algún milagro se llega acreditar la plata en PayPal, cómprate algo por Internet, porque para que el dinero llegue a tu bolsillo, al menos en Argentina, vas a necesitar cuenta bancaria, CUIL, CUIT, anotarte como monotributista en la AFIP, conseguir alguna factura que avale el  origen de la transferencia, pagar impuestos hasta por respirar y de lo benditos $100, con suerte cobras $0,01. 
¿Trabajo real? Hay, obviamente, todos los blogs que te aparecen por Google cada vez que ingresas una palabra, alguien los escribió, los promocionó, consiguió ubicarlos en los primeros lugares de búsqueda, se informó sobre el asunto y demás. Pero, ninguno es un multimillonario, que trabaja cuando quiere desde el cómodo living de su casa. Muchos, no vemos un solo peso y otros, los afortunados, consiguen vivir dignamente. Por mucho que te "anuncien" nada es fácil y rápido en esta vida. Lleva tiempo, estudio, esfuerzo, pasión. 
Desgraciadamente, nuestros ahorro, van a un ritmo diferente, pero si no comenzás, nunca vas a alcanzar. Hay que tener paciencia, estar atento y nunca olvidar que "cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía". La desesperación nunca fue de fiar; ante cada propuesta, respira hondo, escucha atentamente y evaluá, con calma, si verdaderamente vale la pena. Insistí, busca, infórmate y vas a encontrar lo que estás necesitando. 
Por larga y obscura que sea la noche, siempre amanece... ¡Siempre!


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