Atardecer

En este atardecer de mi vida, me detengo a descansar de la prisa de la rutina y disfruto de la risa de mi pequeño morocho, la quietud de silenciosas compañías y los recuerdos bellos de la inocente nostalgia.
He vivido más tiempo del que me resta por vivir, por eso sé que no es momento de jubilar los sueños, sino de alcanzarlos, sin desesperación y con la sabiduría heredada de mis errores. Es tiempo de perdonar y cerrar viejas heridas, de recuperar las presencias que le dieron paz y luz a mi vida, las que me hicieron mujer libre y feliz. Es el momento exacto de decir "te amo", sin temor de la respuesta; sin esperarla siquiera.
En este atardecer de mi vida, que va llegando a su fin, le agradezco a Dios, cada instante de su dulce compañía, los seres que amo, los días vividos, los sueños alcanzados y las ansias de volar; y le ruego que, allá en mi anochecer, cuando la luna venga a iluminar el sueño eterno, mis labios besen sólo un nombre y mis ojos se cierren al amparo de esa inocente mirada azabache que le dio sentido a mi anónimo paso por aquí.

Ale Soria.


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