Luces en el callejón


Empezar a estudiar a mis 50 parece un sueño. Es verdad que no se trata de una carrera universitaria (que espero poder retomar alguna vez) pero, sí de un curso que me permite acercarme un poco a los sueños que tuve alguna vez.
Escribir siempre fue algo innato en mí. Fue nada más aprender las primeras letras para que todas aquellas fantasías de niña tomaran vida sobre los dormilones renglones de mis cuadernos. Más tarde, allá por los '80, las agendas se volvieron mis diarios personales donde narraba, entre ilusión y realidad, aquellos días de mi adolescencia. Siempre estaba latente en mi corazón el deseo de ser escritora, pero en aquellos años estaba abocada a mi otro amor, la danza. Habiendo comenzado a estudiar entrada ya la adolescencia, sabía que tenía que esforzarme mucho si quería lograr algún lugar en ese arte y por eso pensé que la carrera de Letras podía esperar; total, era algo que podía estudiar incluso de vieja. Grave error. La vida se me desbarrancó de tal manera, que todo quedo trunco, hasta terminar perdiendo toda esperanza de lograr nada ya.
La vida... Es cierto, la vida puede volverse de pronto en un callejón sin salida, oscuro, que te quita de cuajo todo sueño y esperanza. Pero, por oscuro y cerrado que sea el callejón, Dios siempre enciende una lucecita y le encuentra la salida.
Y esa lucecita es ahora este curso de redacción. Llegar a dedicarme de lleno a este trabajo llevará algún tiempo y bastante esfuerzo, pero es un principio; el comienzo del camino que alguna vez quise seguir y que hoy vuelvo a retomar. Con unas cuantas canas y arrugas, con muchas frustraciones y algunos logros, con el alma de aquella niña en esta mujer, voy una vez más en busca de mis sueños, segura de alcanzarlos... Porque, si llegaste hasta acá, leyendo esto, entonces ya hay un sueño que alcance. 


Te espero en TwitterFacebookYouTube y Pinterest


Comentarios

Publicar un comentario

Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *